Principios del trabajo práctico de traducción
Debe ceñirse a las reglas vigentes para el idioma meta en cuanto a ortografía, gramática y uso del idioma y cumplir lo que en cuanto a la especificación del pedido se haya acordado entre Interlingua y el cliente.
Cualesquiera divergencias con lo acordado habrán de armonizarse.
El cliente se responsabiliza de la exactitud a nivel lingüístico y técnico del texto origen. Todo error que encuentre el traductor se aclarará con el cliente.
Antes de comenzar el trabajo se deberá aclarar si es necesario familiarizarse (aún más) con el área de especialización y realizar investigaciones en la materia. Para este fin se necesitará estudiar el texto origen, el banco terminológico y todos aquellos documentos que el cliente haya puesto a nuestra disposición y, si fuese necesario, indagar en otras fuentes y aclarar las eventuales cuestiones terminológicas y técnicas.
La traducción tiene que reproducir exacta e íntegramente el contenido del texto origen, debiéndose respetar la adaptación a la cultura de destino. La "integridad" implica a todos los anexos, adjuntos, tablas, etc.
Las diferencias culturales pueden exigir que al confeccionar una traducción se tenga que adaptar el contenido del texto origen de manera que en el idioma meta cumpla con el fin previsto al efecto. Además, en los casos que lo requieran, se deberá acordar con el cliente que designe a una persona de contacto competente para contestar a toda consulta que pudiera surgir en cuanto al contenido del texto.
Si hubiera necesidad, debido al plazo de entrega por ejemplo, de repartir la traducción entre varios traductores, el jefe del proyecto se encargará de controlar la consistencia de la terminología usada y de coordinar las consultas de tipo técnico.